Transcript II

This interview was conducted on 19 May 2013.

Italics: Interviewer
Normal Font: Interviewee

 

Hola, tía. ¿Cómo está?

Hola, muy bien, mija. Y, ¿usted?

Muy bien acá. Bueno, entonces, primero le voy a hacer preguntas factuales. Entonces, ¿en que año nació usted?

En 1974.

Okay. ¿En dónde nació?

En Nonoava, Chihuahua.

Okay. Este, ¿cuándo recibió su residencia?

Ah, yo tuve mi entrevista el 27 o 28 de noviembre del 2007, y a las dos semanas me llego mi visa—mi mica.

Okay. ¿Cuándo es que vino a los Estados Unidos la primera vez?

Yo vine en enero. Enero 22 de 1996—95. ¿95? Aja.

Y, ¿cuándo vino la segunda vez?

En 1998. ¿98? Aja.

Okay, bueno. Este, ¿cuándo termino de trabajar en el Little Nell?

En el 2004.

¿2004? Y, ¿por qué decidió salirse de ese trabajo?

Pues, porque mi manager se, mi manager ya no pudo seguir trabajando porque era una persona muy mayor. Y aparte, pues ella tenia a su mamá y a su papá que ya eran unos viejitos muy viejitos. Y que, necesitaban ayuda, y como ella nunca había estado con sus papas, era el momento para pasar un tiempo con ellos y para cuidarlos porque estaban muy enfermos. Y casi, como ella era una mujer soltera que nunca en su vida se casó, este, ella, ella decidió porque todos sus hermanos y hermanas están casadas con familia y todo y ella decidió dar su tiempo a sus papas. Incluso, pues, ahorita ya nomas tiene a su mamá, y ella pues, muy malita porque le dio esa enfermedad de Alzheimer, y ya ve que a veces pierden el conocimiento y no saben ni quien son y ya ella los cuidaba a los dos, les daba de comer, los bañaba, y todo. Y la razón por la que ella dejo el hotel. Y, en realidad, pues, yo como, ella ya no estaba, este, yo continúe allá en mi trabajo y nada mas dure unos meses porque pusieron a una manager diferente, y no, no nos hallábamos y hizo cambios de todo. Y no nos hallábamos, y además, yo estaba embarazada de mi segunda hija. Y en unos condominios, de enfrente, me ofrecieron el puesto de supervisora, y me cambie para allá. Menos andar haciendo menos esfuerzos con un embarazo que tenía delicado.

Y, ¿usted tiene tres hijos verdad?

Si, tengo tres hijos. Dos niñas y un niño.

Y, ¿cuándo es que se junto con su esposo ó cuando tuvo su primera hija?

Ah, yo, mira. Me junte con mi esposo en el 1999, y mi primera hija, ella nació después de casi tres años. En el 2001 de diciembre es cuando ella nació. En los últimos de diciembre.

Okay. Y sus otros hijos, ¿cuándo nacieron?

Mi segunda niña, ella es del 2004. Y mi niño, el otro, después en el 2008.

Okay, y ¿aquí que es lo que hace usted en sus días libres?

Pues, el trabajo de casa que siempre es mucho. [Laughs] Y pues, pasar tiempo con mis hijos y mi esposo.

Y ¿qué es lo que hace usted?

Pues, si me va bien, limpio el viernes en la tarde llegando de mi trabajo. Para el sábado salir a pasear con ellos y pasar con ellos y tener menos trabajo en casa. Lo que es todo de lavar, de limpiar la casa, de todo eso. Lo que uno no hace entre semana.

Y ¿a dónde van cuando sale con sus hijos?

Pues, a diferentes partes. A veces no es siempre salir. A veces, el tiempo es pasarlo aquí en la casa también. Y, pues ellos prefieren a ir al parque en verano. En el invierno, pues no hay mucho. Los domingos vamos a misa, y después, pues los llevo al Burger King porque allí tienen parquecito para que jueguen en tiempo de invierno. No hay mucho.

Bueno, ahora voy a hacer preguntas sobre su familia más o menos. Entonces, ¿vinieron sus hermanos a los Estados Unidos?

Mm, pues unos. No todos. Sí.

Y mas o menos ¿cuándo vinieron? ¿Se fueron con usted?

Pues, cuando yo llegue aquí en enero del 95, yo me sentía muy sola muy triste porque no tenia a nadie de familia. Tenía tíos, tías, pero eso no era suficiente. Pero, en mayo, llego uno de mis hermanos, y ya no me sentía tan sola. Y ya, el y yo, desde entonces hemos estado aquí. Y ya después, pues hasta el 2001, vino, no en el 2002 llego uno de mis hermanitos. Y ya, después, los demás, pues pudieron venir y arreglar—visas, y venir. Y así es como ellos han estado viniendo.

Y ¿se mantiene en contacto con sus hermanos?

Sí, con todos.

¿Va a visitar a sus hermanos?

Claro que sí. Cuando, pues los que viven por aquí, están allá muy regados. Uno vive a 45 minutos, otra como a veinte y la otra como a tres horas. Y cuando hay tiempo uno visita a aquellos que están mas cercas. Y si no, pues, cuando tenemos chanza, vamos a dar una vuelta a los de México.

Y, ¿qué es lo que hacen cuando se juntan?

Siempre tratamos de pasarla bien. De vivir, de compartir, platicar, cotorrear, y nos juntamos hacer algo de comer. Convivir. Y aparte que, pues, ya cada quien tienen sus niños y ellos se divierten con sus primos, y nosotros con los hermanos, hermanas. Tratar de pasarla bien.

¿Sí? ¿Hay algún lugar a dónde van ó que se acuerde usted?

Pues, casi siempre cuando vienen. Si es verano hasta pues hacemos una carne asada aquí en casa. Si no nos vamos a una laguna, a las cascadas, o salimos por allí. Sí.

Okay. ¿Cómo se sintió usted cuando empezaron a venir sus hermanos acá?

Pues, muy contenta, porque pues están llegando personas que tenia tiempo sin verlos, sin vivir y compartir.

Y ¿cómo reacciono su familia, sus padres, y sus otros hermanos?

Pues se pusieron muy contentos porque nos vemos. Se ponen contentos y pues a la vez ellos siempre quisieran estar acá pero no siempre se puede. Y pues, para ellos que uno se la lleve bien y nos visitemos es una alegría. Una gran alegría.

¿Vienen sus papas a visitarla seguido?

Sí, cuando ellos pueden, se vienen.

Y, en general, ¿cómo es que su estancia en los Estados Unidos a afectado la conexión que tiene usted con su familia en México?

Pues, no, no a afectado, pues porque. Pues, a la vez, si afecta porque uno quisiera estar mas cercas para cualquier cosa. Una emergencia o algo. Uno quisiera estar allá cercas y mirarlos y todo. Y luego, este, pues por ese lado, a veces si afecta porque uno se pone triste, melancólica.

[Short Break]

Me estaba contando como se pone uno triste y melancólica.

Aja, de cómo es la estancia con ellos, ¿verdad? . Pues, si, como le digo. Por ejemplo, pues cuando uno está acá lejos, y usted sabe, que ya sea su mamá, su papá, o su hermano, sobrino llegan a estar enfermos o algo así. Pues, uno quisiera estar allá. Ver de que manera, ayudar. Y muchas veces así, con la distancia tan lejos, pues, no es tan fácil.

Sí. Bueno, entonces ahora, vamos a hablar de su vida personal, y mas o menos de sus recuerdos de Nonoava. ¿Cómo es que era su comunidad en Nonoava?

Pues, antes era una vida muy bonita. Es pueblo chico y la gente casi toda se conoce, muy unida a cualquier cosa. Y todo, pues tanto las señoras de sus edades, todas se acoplaban. Las de mis edades, todas la chiquillada también, pues para jugar. Para el borlote y todo. Pues bien. Y, muy tranquilo todo. Muy bonito.

Y ¿cómo era la vida cotidiana allá en Nonoava?

¿Cómo cotidiana? ¿Qué quiere decir eso?

La vida normal. O sea, ¿cómo era su vida allá en Nonoava? ¿Qué es lo que hacia?

Pues, mi vida normal allá pues como siempre. Todo el año tiene sus etapas. De cada año. Por ejemplo, lo que era el invierno, pues, ir a la escuela, regresar a casa, pues buscar en que entretenerse acá en casa. Porque, pues, afuera era muy frio y no podía estar uno. Y casi siempre nos la pasábamos pues, pegados a la estufa porque era donde estaba mas calientito, y pues mi mamá para que no nos aburriéramos se ponía a hacer pan, biscochos, empanadas, cosas para aprovechar la lumbre de la estufa y todo. Porque pues, también gastando la leña. Y a veces en el invierno es difícil porque trae uno la leña. No había otra forma de cocinar. Siempre usábamos una estufa de leña.

[Short break]

Bueno, pues, me estaba contando como su mamá les hacía galletas para

O, sí. Ya, ya. Estaba comentando verdad, de cómo por ejemplo lo que es el invierno, pues, el invierno allá, es muy frio. No existían calentones que hay ahorita. Ni cosas así. Lo único que nos protegía del frio era la ropa que traíamos. Y hacer lumbre para que se calentara la estufa, la casa. Y la leña para que no se gastara simplemente en calentado la casa, mi mamá la aprovechaba para hacer, cocinar. Hacer sus panes, sus biscochos, empanadas. Hacer, pues sí, en la cocina. Como es estufa de leña, usaba arriba para hacer tortillas, y el cocedor para cocinar. Aprovechar todo eso. Y pues, eso era en el invierno. Y luego ya de allí, paraca, allí viene la primavera. Pues, en la primavera ya es diferente. Ay, pues hasta sueño me dio. [Laughs]

No se preocupe. Y ¿cómo es diferente en la primavera?

No, esa, pues esa ya es diferente. Ya viene un poco mas calorcito. Ya uno no pasa mucho tiempo en casa. Sola, a la casa llegábamos a comer, y a hacer tareas y todo eso. Y, ya de allí, no la pasábamos jugando afuera con los vecinitos, los primitos, y la familia. Y había, siempre había mucho tipo de juego que ahora ya ni se mira ni se ve. Y, muy divertido. Esos juegos de antes eran más divertidos de los que hay hoy en día. Porque antes, uno jugaba, pues los niños siempre que al trompo, con la llanta, su gancho, sus canicas, sus rayuelas, sus cosas así. Y, nosotros jugábamos a las, jugábamos un rato a las comadritas. Todo los chiquillos nos acoplábamos. Después que a la roña, a los encantados, juegos de cosas así. Y luego, este, jugábamos hasta beisbol. Al fut, bueno, a fut casi no porque las pelotas eran difícil de conseguirse. Y, de vez en cuando encontrábamos una cualquier pelota y la tratábamos de jugar que es que al fut pero casi siempre nos gustaba mas jugar, como al beis. El beisbol, porque pues allí uno siempre corriendo para todos lados y así. Y, pues sí. Así pasábamos casi todo el tiempo. De, pues, lo que es primavera, invierno, y este otoño. Casi siempre así. Y luego allá, casi siempre por allí. En junio, julio, ya que caían las lluvias se ocupaba de ir a sembrar allá al campo. Mi papá, el siempre sembraba su frijol y su maíz. Ya de allí de vez en cuando le echaba unas calabazas. Unas sandías para que hubiera algo de frutas para tener algo de verdura y fruta. Y pues sí, ya se llegaba el tiempo de sembrar. Las, como dicen allá, las aguas, cuando llueve. Entonces ya llegaba la siembra y todo. Y siempre trabajábamos así. Y en las tardes siempre teníamos tiempo para jugar con los chiquillos. Y como en ese tiempo estamos en vacación de la escuela, pues, la escuela era ir a sembrar. Ir a cortar yerba, ir a piscar, ir a hacer todo eso porque no había clases de estudio porque estaba en vacación uno. Y eso era lo que invertíamos el tiempo de la mañana. Ya en la tarde, era lo mismo de juntarnos. Nos dejaban jugar un rato allá afuera. En el verano, pues se va uno al rio a bañar, a jugar. A hacer, a jugar, pues. A bañarnos, brincar en las piedras, en los charcos. Era mi favorito. Y luego después, ya en el, después, pues y en el otoño se llegaba el tiempo de las piscas. De ir a piscar, junar el frijol que se había dado, el maíz. Ir a cortar. Y todo eso. Y luego ya después por allá en octubre se llegaba el tiempo. El tiempo de ir a ranchear porque ya había sus vacas con sus becerritos que nos daban la leche, y allí va uno a hacer el queso. Y, así, así se pasaba el año.

[Short break]

Y, ¿estaban todos sus hermanos juntos?

Sí. Siempre estábamos toda la familia. Mi familia se separo por allí en el 85 porque ya mi papá el pensó en sacarnos del pueblo, llevarnos a estudiar para que tomáramos clases o estudios mejores. Ya nos trajo a la ciudad de Aldama, Chihuahua en el 85. Y ya de allí para aca nunca nos volvimos a juntar los 10. Siempre faltaba uno, ya sea mi hermana que el se iba a cuidar los animales para que se viniera mi papá o así. Y, ya fue muy diferente. De allí puede decir que fue cuando se desintegro mi familia. Que ya no nos volvimos a juntar.

Y ¿cómo era la vida en Aldama?

Pues, algo, un cambio un poco más diferente a Nonoava, pues porque allá era más ciudad y todo. Y, aunque nosotros tratábamos de tener los mismos juegos, la misma diversión, y así, muchos chavalitos, chavalitas, nos veían como muy extraños porque nosotros nos encantaba jugar que al beisbol, que a la roña, a los encantados. Pero, de poco a poco se fueron acoplando con nosotros y les gustaba. Y se divertían mejor que nada. ¿Sí? Sí. Y, es que para ellos, allá para mi pueblo no, no teníamos ni televisión. No la conocíamos. Hasta el 85 que vinimos a Aldama fue cuando conocimos la televisión. Y, acá, los niños de la ciudad. Pues, ellos estaban impuestos a mirar sus novelas, sus caricaturas, y cosas así. Y, nosotros siempre teníamos nuestra mentalidad en juegos, allá afuerita, o así. Y, era por lo que a los lepes, los chamacos se les hacían nosotras extrañas o raras. Pero aun así, les gustaba y se iba porque para ellos, la única diversión de jugar afuera era ir al parque. ¡Que aburrido! Ir a los columpios y a los resbaladeros. Y nosotros, pues hacíamos nuestros juegos solas. Nos lo inventábamos a lo que sabíamos. Y todo, pues era mas divertido y todo. Y si los muchachitos allí de las manzanas y todo, los vecinos. Pues ya les gustaba y fue creciendo nuestro equipo. Diversiones.

Y ¿cómo era la escuela allá?

Pues, era, ¿cómo le dijera? Por ejemplo, cuando estábamos en Nonoava, y a ve cuando nosotros llegamos a Aldama. Como que allá en Nonoava era más atrasado lo de la escuela. Y luego, acá en Aldama, como que estaban más avanzados porque cuando nosotros llegamos, habían muchas cosas que no nos enseñaban allá. Acá, pues ya habían pasado. Era un año arriba, y por ejemplo, yo reprobé mi quinto grado. Y, pues mi hermana, la más chica de mi, ella era más inteligente y siempre íbamos al mismo grado. Pero, ella pasó, yo reprobé. Ah, pero para que los maestros dijeron que ella la iban a bajar igual que a mi para que ella no se sintiera—para que yo no me sintiera mal. Pero, pues, de haber sabido eso, pues para mi que ella siguiera su grado que era porque cada quien tiene su mente—unas más adelantadas que otras. Y pues yo, siempre era más retrasadita [Laughs] En todo.

¿Cómo eran los maestros?

Pues, bien. Unos poco muy estrictos. Y, como en un grado, tuve una maestra en el quinto grado en Aldama. Era una maestra muy regañona, muy grosera. Muy, ay no sé. Y, pues siempre. Como nosotros éramos los nuevos de allí. Pues, siempre, para todas las nonoavas, decía. <Laughs> Sí. Pero, pues, este, allí íbamos a la escuela y nos hacían sentir muy tímidas. Muy, que nos empezaban a intimidar tanto los maestros como los compañeros. Y, así, pues, y a la mejor eso a de haber sido algo que no nos ayudo mucho, bueno me ayudo mucho para el principio del año. Porque, pues, nosotros veníamos, como dicen los del rancho, son más vergonzosas. Y nos hacían sentir muy, que nos intimidáramos.

Y, ¿no dijeron nada a sus padres?

No, ellos estaban muy felices que estábamos aprendiendo. Y, contentos, para ellos, que estábamos en una escuela, pues diferente allá. Y, aunque las enseñanzas eran las mismas porque se usaban los mismos libros tanto en el pueblo como acá en la ciudad. Pero, yo no entiendo que era lo más avanzado porque habían muchas cosas que no sabíamos. ¿Sí? Mmhm. A veces, también quizás porque en el pueblo, a los maestros no le ponían, quizás, mucho interés a lo que uno aprendiera. A uno le enseñaban, le daban la clase, y ya al final de los exámenes, nos daban los exámenes, los hacíamos, y pues los pasábamos. Pero ellos no se interesaban después por preguntarte, de lo que vimos, por ejemplo, el mes pasado. Y acá sí. Y, acá sí. Como que después de tanto tiempo que mirabas algo, después de tanto tiempo, ellos como que te daban un repaso para que no se te fuera a olvidar algo. Y aquellos estaban en el pueblo, como al día. Por ejemplo, un día vimos esto, esto, y esto. Y se trata de esto. Y, ya. Pasaba otro mes, y aquello ya quedo atrás. A lo mejor, también eso era la diferencia. Puede haber sido.

Sí. Usted me menciono que se salió en la secundaria de la escuela. O sea, al terminar la secundaria, que ¿ya no continuo?

Sí. No, ya cuando yo termine mi secundaria. Yo hice nomas primaria y secundaria. Cuando termino mi secundaria, yo ya, no me intereso seguir estudiando. Y, ya se me hizo como que hubiera estudiado muchísimo, muchísimo. Como que, había perdido mucho tiempo para otras cosas. Como, por ejemplo, yo deseaba trabajar. Desde chiquita me ha gustado trabajar. Cuando tenía como seis años, mi mamá hacía pan y jamoncillos y cosas así, y yo iba a venderlos por las casas. Y yo desde chiquita me ha gustado trabajar y ganarme, como decir, mi propio dinero. Y, después, este, y pues siempre. Pasaba muchas aventuras. Como, en una ocasión andaba vendiendo jamoncillos y había una puerta de esas grandes que se llaman, les dicen zaguanes, allá porque son las puertas grandes porque allí pasa la gente, y también se abren para que pasen los caballos. Y, eran portones. Y entonces, yo estire mi mano para tocar. Para vender mis jamoncillos. Y en eso, vino un perro y me brinco y me mordió un brazo. De hecho, aún tengo sus dientes pintados. Y, aún así, no me di por vencida. Seguí vendiendo después. Me llevaron al doctor, me pusieron inyecciones para la rabia y cosas así. Y, este, y aún así. No me di por vencida. Seguí vendiendo pan, pastelitos, ah, empanadas, lo que hiciera mi mamá. Y este, yo seguí haciéndolo. Eso lo hacía en mi pueblo y después que venimos a la ciudad, yo seguí igual. Vendiendo cosas para tener dinero, y pues sí. Ayudarle a mi mamá. Y, porque, pues allá era diferente. Allá se veía que habían más gastos que en el pueblo. Y este, y también, por ejemplo, yo siempre buscaba una casa, área de donde trabajar, de en que trabajar, en que ganar dinero, como, siempre trataba y buscaba. Una ocasión, me le escape a mi mamá. <short break> Como, le iba platicando. Entonces cuando nos vinimos a Aldama, yo miraba mucha gente que, en las mañanas porque yo era una persona que siempre me levantaba muy temprano y a veces me gustaba asomarme afuera. Miraba a muchas personas grandes que caminaban con una bolsita de lonche y se iban en las mañanitas bien tempranito. Y, entonces, se iban. Y yo decía, “pues ¿a dónde van?” Y en una ocasión se me ocurrió preguntarle a una muchacha, “pues ¿a dónde van?” Porque todos pasan para allá y todo como si fueran a la escuela o algo. “O no,” dice, “es que vamos a trabajar a la papa.” “Orale,” entonces en las tardes, igual. Llegaban los camiones, y la gente se bajaba y todo. En una ocasión me levante muy tempranito. Hasta esa vez, me acuerdo que yo me hice un lonche. Muy despacito me levante, que no supiera mi mamá ni nadie. Y en un plato puse frijoles con caldo y unas tortillas arriba. Y yo nunca pensé que el plato, si se ladeaba, se iba a mojar todo. Lleve, eche eso allí. Y en eso, mi mamá sintió que me salí. Y yo corrí, corrí que llego y me subo a uno de los camiones que no me encontrara mi mamá. Y como los camiones se paraba la gente, todos parados. Era muchísima,  más de cien personas en cada camión así. Yo corro y me escondo para que no me viera. Y luego que “¿Don ta mija? ¿Don ta mija?” (Done in a very worried voice). Y le decían los señores, “no quien sabe.” “¿Qué hija, señora? Súbase, vámonos. ¡Ándele! Ya nos vamos.” Entonces, ya por allí en el deste, me dio quien sabe que y ya le dije, “Acá voy mami. ¡Pero no me bajo!” Y entonces ya le dicen, “Parece que grito por acá” dice, y la señora y mi mamá se subieron. “Y pues, ¿a dónde ira mija?” Dice, y luego ya, “Pues ¿a dónde van? ¿Qué van a hacer? ¿Por qué tanta gente? ¿Qué pasa?” Ella no sabía. En una ocasión se fue ella, y mi hermano. Me andaban buscando porque escuche, ella lo levanto, y se subieron. Entonces, decía mi mamá. Pues, ¿a dónde nos llevan? Pues, ¿por qué van aquí? ¿Por qué se subió mi hija aquí? Y la subieron. Porque no sabía de esos trabajas que había. Entonces, a mi me habían platicado. Y ya, me fui, y se fue ella también, y a la hora del lonche, ¿Pues qué hacemos? Pues, sí, aquí traje lonche. Aquí comemos todos. Y que sacó el plato de frijoles, pues ya nomas tenía frijoles sin caldo, y las tortillitas. Allí hasta los señores, eran buenas personas porque me dieron trabajo a mi, y le dijeron que nomas por ese día, y les daba risa porque estaba muy chiquilla. Y le dieron trabajo a mi mamá y a mi hermano. Que trabajara en el día porque ya el camión no iba a regresar para atrás. Como yo no quise bajarme y se subieron, a ver a donde me llevaba. Entonces, ese día trabajaron ellos allí conmigo. Y nos anduvieron enseñando allá que hacer y todo. Andábamos juntando papas. Y de hecho a mi mamá la mandaron con el kínder, dijeron con todos los chavalos más chiquitos porque ella todavía no sabía que era ni que hacían. Y yo, eso lo hacía el sábado que no había clases. Cuando ya regresamos que nos van pagando. Y, uh, pues estaba emocionada y bien contenta. Y mi mamá, que me puso una regañada. Y, de todos modos. Aún así, yo siempre me iba a buscar trabajo. Y luego, también, lo que hacía es que a veces ella también hacía empanadas en Aldama también. Iba y vendía pan y empanadas, cositas así. Iba y vendía entonces, también, iba y les decía a las maestras, “Oyes, ¿no quieres que te limpie la casa?” Le decía yo. Y allí me pagaban poquito, y yo. Y allí me pagaban poquito. Y sí. Habían unas maestras que eran de kínder, claro con las de kínder. Con otras que no iban a la escuela donde yo iba porque me daba vergüenza con las maestras esas que te hacían sentir intimidada. Entonces, ya ellas, me decían, “Sí, ¡vente a ayudarme a limpiar la casa!” Entonces, yo salía de la escuela siempre. En cuanto llegaba a la casa hacía mi tarea y me iba corriendo a la casa otra a trabajar. Iba y les ayudaba un rato, y todo. No me pagaban mucho, pero de todos modos. Pues, para mi era muchísimo. Un peso que era de mi trabajo. Y, pues así, así me la pasaba. Yo siempre buscando donde trabajar y todo. Y ya después que salí de la escuela, yo siempre deseaba trabajar y para comprarle algo a mi papá. Hasta, de hecho, le dije un día a mi papá que le iba a comprar un tractor que hasta la fecha todavía no se lo he comprado. Y, yo creo que ya no se lo comprare menos. No se lo comprare. Él ya no puede trabajar ni nada, pero siempre yo pensaba en cosas así para ayudar. Pero pues en fin, ya no, ya no. Pues, ya salí de la secundaria. Ya me fui a ayudarle a trabajar allá. Y ya era diferente porque allá a uno no le pagaba. Uno trabajaba con el papá. Con lo propio, y pues en las cosechas eran las únicas ganancias que habían. Y pues allá estuve, pues trabajando. Y a la vez pensaba, ay, yo estoy perdiendo el tiempo de mi vida. Pero, a la vez estaba en un área donde estaba ayudándole a mi papá. Por ejemplo, pues él estaba allá solo, el se tenía que cocinar. Y cuando estaba enfermo, él tenía que hacerse sus bebidas para curarse. Y ya, pues estando yo allá pues para él era un alivio. La casa limpia, comida hecha, ir a ayudarle a trabajar, a sembrar, y lo mismo de siempre allá. Nunca saca uno a un buey de la barranca. Lo mismo. Y a mi, pues allí a uno ya no le pagaban nada porque para ellos con que uno estuviera allí ya era, para ellos era una ayuda. Y pues, para uno, pues, también. Estar con ellos, convivir con ellos, ayudarle a ellos, está bien y todo, pero pues, uno siempre pensando en algo más. Y, pues, si allí, dure todavía como unos tres años, cuatro años. Unos cuatro años allí con mi papá después de que salí de la secundaría. Hasta que hubo la oportunidad de venirme acá a los Estados Unidos. Porqué una ocasión, en unas vacaciones a Aldama. Y fui, busque un trabajo en las maquilas, y decía mi papá, “¡O, no! Qué esperanza que mis hijas vayan a trabajar.” Y él ni cuenta se daba de que yo antes me iba a trabajar al campo. A mi me encantaba ir a trabajar al campo, y más cuando uno ganaba dinero. Yo trabaje, por ejemplo en la papa, en el tomate piscando tomate. Piscando cebolla, calabacitas, zanahoria, este pepinos, cortando yerba. Pues en la, en los ranchos de allá, y en la nuez. U, también. Y aprende uno más cosas más diferentes de siempre lo mismo, lo mismo de toda una vida de lo que es en casa. Y luego, ya pues, ya pues me fui para allá. Y a la vez deseaba estar en el [Short break] Bueno, entonces estaba platicándome sobre como usted iba a trabajar. Bueno, le platicaba de como era lo que me encantaba hacer ¿verdad? . Le decía que pues, yo estuve allá en México hasta que se dio la oportunidad de venirme acá a los Estados Unidos. Y, de hecho, cuando me vine, yo venía con la de esta de ver de cómo era la vida acá, y este, y pues que se podía hacer, y si se podía trabajar o no. Y hubo la oportunidad, y me vine. Me vine, y pues, aquí estoy todavía.

Y ¿sus hermanos le ayudaban allá con, también iban con usted a trabajar, o era nada más usted?

A, no, casi no. A veces me llevaba a una hermana que es más chiquilla que yo. Pero, cuando no les interesa, no les llama la atención, no, no le echan ganas. A ellas les gustaba más la vagancia. Pasársela chido, jugando, platicando, divirtiéndose acá. Pero, así de trabajar, sí cada todas son muy trabajadoras. Pero, que les llamara la atención de decir, que yo les decía, vamos a la papa para ganar dinero. A veces sí iban, pero me daba lastima porque estaban bien chiquillas y se cansaban. Y yo siempre trataba de seguir así. Y, pues yo me le escapaba a mi mamá cuando me iba a los labores a trabajar. Y, siempre, yo le decía que no le fuera decir a mi papá porque mi papá se enojaba. Y, él sabía, él veía que yo tenía dinero, pero no sabía de donde pensaba que mi mamá me daba dinero o algo. Y así, pero como el casi no estaba con nosotros porque el estaba en el pueblo en Nonoava, cuando él venía era cuando se me hacia más difícil escapármele. Porque, pues él sabía que yo estaba allí en la noche y en la mañana no estaba, y hasta en la tarde me veía. “Y ¿dónde andaba?” “Pues, haciendo una tarea,” u no le faltaba que no le inventara. Pero, también, pues, mi mamá sabía donde andaba porque ella sí, a ella sí después le avisaba. Y ella me decía que le avisara para ella saber donde estaba y para ella estar bien. Y pues, claro. No, y de hecho, cuando estaba en Nonoava, ya que me fui para allá, una ocasión me fui para allá unas vacaciones. Me vine para Aldama, entonces, ya estaba yo cansada. Ya no quería regresar a Nonoava. Entonces, que se me ocurre ir a aplicar a una maquiladora. Entonces, ya fui y aplique. Y me dieron el trabajo y todo. Y apenas dure, unas dos semanas cuando fue una tía de aquí de los Estados Unidos. Y me dice que sí que hago. Y ya se me ocurrió platicarle que estaba trabajando en una maquiladora. Pues iba, “a que bueno” y todo. Y cuando va para el pueblo que le dice a mi papá, “u Mirtha, que tu muchachita tan trabajadora. Esta trabajando en la maquila.” “¡¿Qué?!” Dice mi papá. ”¿Cómo es que está trabajando en una maquila? Ahorita voy a mandar decirle a su mamá para que me la mande para atrás.” Y se enoje, entonces ya deje el trabajo ese de la maquila. Pero, no me fui. Dije, yo, Sí el quiere, que fuera por mi. Y sí fue por mi. [Laughs] Sí, fue por mi. Y de, ya, ya no fui al trabajo ese. Y, ya me llevo otra vez para allá en Nonoava, y ya no quería estar allá porque, pues, uno no ganaba dinero ni nada. Y allá era diferente. Allá uno casi no tenía dinero ni para gastar para nada, muy poquito. Y a veces él no tenía dinero para nada y se enfermaba y uno batallaba para cosas. Para pagar las medicinas, buscábamos al doctor, o algo así. Y allá cuando había dinero era cuando según vendía a los becerros, pero no le hayo el chiste hasta la fecha porque para ellos es cuando uno, ¿verdad?, vende los becerros. Pues, disque, que hay. Es cuando hay ganancias según. Pero, ¿de qué sirve? Venden sus becerros, y no queda mucho para los gastos de la casa. Siempre, apenas los venden, y pues, claro, sí agarran buen dinero pero, ¿qué es lo que pasa? Los invierten otra vez para atrás que la pastura de los animales del siguiente año, y todo para que sobrevivan el año, que pasturas, y cosas así. Y luego, ya. Queda muy poco, como decir. Y pues era algo que nunca le hallaba chiste. A donde yo puedo decir que le miraba más el chiste era a las siembras de frijol y maíz que el siempre hacía. A veces vendíamos el frijol y allí pues por lo menos. Y quedaba y todo, y aparte, pues allí nos quedaba para comer todo el año. [Short Break]

Entonces, siguiente pregunta. Ahora en el presente, ahorita de usted, ¿qué es lo primero que quiere hacer cuando vaya a México?

No pues, yo ya, ver a mis papas, llegar a ver a mis papas. Muchas veces quisiera ir a recorrer todo ese, esos lugares, pero a veces no se puede. Porque a veces llega uno y ellos quieren platicar con uno y todo. Y como ahorita, mi papá, por ejemplo, él ya no puede andar mucho y el quisiera acompañarnos y el quisiera estar a todos lados junto con uno. Y él quiere empezar a venir a, el quiere andar con uno, y pues pasar el tiempo con uno. Mirarla, y platicar, y todo. Y es la cosa que, pues no le da uno mucho tiempo. Pero, sí. Me gustaría ir a pasearme a muchas partes y todo, pero a la vez, no me trae mucho chiste si me quedo con las ganas. Porque mis papas, mi papá, él quiere andar con uno pero no puede. No puede caminar mucho, andar mucho, porque lo luego empieza a ahogarse o está él se siente cansado. Le duele aquí, le duele mucho. No puede andar mucho. Y luego sí uno se va, tan solo con que se salgo uno al pueblo o algo, ya se pone muy triste. Bueno pues ¿vienen a verme a mi ó vienen a ver a los vecinos? Porque nos poníamos a platicar a veces con los tíos, con la gente y todo, y él se siente egoísta. A veces se me hace egoísta que él nomas quiere ser él. Nada más. Y pues sí, pues, uno muchas veces quisiera hacer muchas cosas, pero hay veces con cosas así uno se pone contenta porque va, los mira, está con ellos y todo. Pero, para ellos a veces el tiempo no es suficiente. Ellos quieren más, más, y más. Que uno este allí.

Entonces, si usted pudiera ir a donde usted quisiera. Ahora, imagine, que usted está en su lugar favorito en México y que usted pudiera hacer lo que usted quisiera. ¿Dónde está?

Oh, pues, a mi me encantaría, por ejemplo en este tiempo, ir al rio. Por ejemplo, hay un lugar que le llaman, El Bajio. Es un lugar muy bonito. Hay unos arenales debajo de los arboles, y pues me gustaría ir y pasarla con mis niños para que ellos vivan algo diferente de lo que es aquí y todo. Y este, y luego, pues a veces, muchas veces no falta. Y, para que ellos también vayan a echarse clavados en rio o chapotear, allí llenarse de arenas. Enterrarse o hacer hoyos. Hacer sus castillitos de arena al lodo y todo eso.